Uno de los aspectos que más resaltaron los especialistas internacionales de FAO, PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) y ONU Medio ambiente, en su recorrido por la Región de Coquimbo, fue el rol determinante de las mujeres en los programas de restauración de suelo degradado y también la integración de novedosas técnicas, como los atrapanieblas, para contar con agua para el regadío.

En el recorrido por esta región, la delegación conoció en terreno la situación de degradación de suelos y las técnicas y trabajos que se realizan para revertir el proceso y restaurar las zonas de las comunidades agrícolas de Peña Blanca y Cerro Blanco, en la Provincia de Limarí.

Para Paloma Toranzos, jefa de gobernanza y desarrollo sostenible del PNUD en Chile, uno de los aspectos que más le impacto en los proyectos visitados, fue “el destacable rol de la mujer en esta zona, donde la mujer tiene la voz, ella decide y ejecuta. Para nosotros el enfoque de género es muy relevante”. La jornada más significativa, se registró cuando los representantes de la gira pudieron ver en terreno las obras de mitigación y restauración de suelo degradado, desarrolladas por las mismas comunidades, con el asesoramiento técnico de CONAF.

Los expertos resaltaron poder estar in-situ viendo los proyectos, porque a veces se realiza un análisis técnico sin conocer en terreno la realidad, para así poder conversar con las comunidades, ver la vulnerabilidad que existe por la deforestación, la degradación, la falta de agua, y comprobar como la comunidad logra sacar adelante estos proyectos.

Los primeros en contar su experiencia, fueron los comuneros de Peña Blanca, representados por el presidente de la comunidad, Daniel Rojas, quien destacó el aporte proveniente de ONU REDD, que ha permitido, entre muchas cosas, reforestar suelo degradado de la comunidad y dar oportunidad de empleo estacionario a los mismos comuneros y comuneras, señalando que “hemos venido realizando un trabajo en conjunto con CONAF, que ha significado un gran avance para nosotros. Con el apopo del programa, hemos podido mejorar nuestros suelos con el proyecto, reforestando terreno degradado, donde antes sólo había siembras de trigo. Adicionalmente, hemos podido mantener las especies a pesar de la escasez de agua, gracias a los atrapanieblas que nos permiten recolectar, en promedio, hasta 6 litros de agua diaria para regadío controlado de los árboles plantados”.

Desde la misma comunidad, si bien valoraron los aportes entregados por el proyecto, hicieron un llamado a “la confianza en el trabajo, para que en un futuro los recursos puedan ser asignados directamente a los comuneros, con la asesoría técnica de socios estratégicos, como ha sido CONAF”, señaló Rojas.

Por su parte el dirigente de la comunidad Cerro Blanco, Domingo Cortés se mostró agradecido por la ejecución de este proyecto, resaltando que “tal vez yo no veré los resultados del trabajo realizado, pero me enorgullece que seamos parte de la lucha contra el desierto y me enorgullece por sobre todo, la herencia que le dejamos a nuestras generaciones futuras. Yo recuerdo a mis abuelos enseñándome la naturaleza y bondades de esta comunidad, y somos nosotros quienes tenemos la obligación moral de dejarles un territorio sustentable a nuestros nietos”.

Finalmente, el director de CONAF Coquimbo, Eduardo Rodríguez, al hacer un balance de la gira, sostuvo que “esta fue una experiencia bastante positiva, porque nos permitió darles el verdadero rol a las comunidades, un rol protagónico. Ellos han logrado apropiarse de los objetivos de este proyecto haciéndolos propios, alcanzando beneficios y resolviendo problemas”.

14 noviembre, 2018